#SomosPLECA | Diana Gamarnik | El salvavidas mágico

Para Diana Gamarnik —actual Presidenta e integrante de la comisión fundadora de PLECA—, la corrección es mucho más que una profesión: fue una inyección de alegría y de renovada pasión en un momento de crisis vocacional.

Contanos un poco sobre vos. ¿Quién es Diana Gamarnik?

Una lectora voraz. Una curiosa insaciable. De profesión correctora, redactora, editora y coordinadora de talleres literarios para principiantes. Amo profundamente el trabajo que hago y sé que eso es un privilegio. Antes, hace mucho, fui geóloga. Ahora también bailo y, de vez en cuando, narro cuentos y canto. Es decir, hago todo en zigzag, mi búsqueda de tesoros nunca es en línea recta. Colecciono jazmines, piedras verdes y novelas policiales. Sin la música es como si me quedara sin oxígeno. Amo viajar, pero soy muy mala haciendo valijas.

 

¿Cuántos años de experiencia tenés? 

Me recibí de correctora literaria en 1997 en el Instituto Eduardo Mallea y trabajo de forma ininterrumpida desde ese momento.

¿Cómo llegaste a este campo profesional? 

Llegué a este campo profesional porque me estaba muriendo de tristeza, Así, literalmente. Había decidido que la geología (la carrera de la que me recibí en 1985) no era para mí y empecé a trabajar de lo que conseguía, pero me faltaba algo, me faltaba la pasión. Y comprobé que si hago algo sin pasión me voy marchitando indefectiblemente. Encontré un día, en una revista llamada La Maga, un aviso de la carrera de corrección literaria en Mallea y pensé que el aviso estaba dirigido solo para mí, como un salvavidas mágico. Llamé, me dijeron cuándo empezaba a cursar y tomé la decisión sin dudarlo. Ya esa decisión actuó como un motor de alegría que cambió mi estado de ánimo. Cuando empecé a estudiar de nuevo, sentí que había llegado a “mi casa”, que ahí era donde quería estar. Fue como si la cabeza se me hubiera abierto de un hachazo para que entraran un montón de conocimientos que me fascinaron.

¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión? 

Lo que más me gusta de mi profesión es que adquirí la capacidad de ser “líquida”. ¿Qué quiero decir con esto? Poder adaptarme, como si fueran un envase, a cada autor o autora, a cada medio de comunicación o a cada institución que me piden que corrija, revise o edite sus textos. Y al ser líquida puedo tomar la forma de ese envase y, a la vez, sugerir si ese envase tiene que modificarse. También me gusta cómo me enseñó a dudar, a consultar, a no dar nada ni por hecho ni por sabido.

“Amo profundamente el trabajo que hago y sé que eso es un privilegio”

¿Se puede vivir de la corrección? 

Sí, se puede vivir de la corrección, no es fácil, obviamente. Hay que tener mucha persistencia, capacitarse en forma permanente, rodearse de colegas, confiar, averiguar, insistir y amar lo que se hace. Creo que es fundamental transmitir a quienes nos encargan corregir sus textos nuestro compromiso para que esos textos se transformen en la mejor versión posible de sí mismos.

¿Por qué te asociaste a PLECA? 

Me convocó Andrea Estrada, que había sido mi profesora en Mallea mientras estudiaba la carrera de Redacción. Estuve en el armado inicial de la primera Comisión Directiva y continúo formando parte de ella. Para mí es un honor, ya que desde el inicio de mi recorrido profesional, uno de mis mayores deseos fue que nuestra labor sea reconocida, visibilizada y respetada en todos los ámbitos donde es necesaria así como también hacerla necesaria en aquellos sitios donde no es tenida en cuenta. Creo que PLECA juega (y va a jugar) un importante papel en el reconocimiento de nuestra profesión. 

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