Nuevos campos de trabajo: el caso del UX Writing

Por Ana Clara Valli*

Es posible que Internet haya dejado de parecernos una novedad; las nuevas tecnologías lo fueron introduciendo silenciosamente en nuestras tareas diarias, y ya nos encontramos conectados hasta para limpiar la casa o darle de comer al gato. Sin embargo, lo que genera en materia de nuevas formas de escritura no deja de sorprendernos. Tal es el caso del UX Writing, que llegó para cambiar la forma en que las plataformas presentan su contenido a los usuarios y dio lugar a una nueva especialización y oficio.

El término “UX Writing” (‘User Experience’) hace referencia a la escritura que aparece en las interfaces como páginas web y aplicaciones móviles, centrada en la experiencia del usuario. El propósito de estos textos es guiar a las personas en el uso del producto para que su experiencia sea satisfactoria y puedan cumplir sus objetivos. Pero también es un espacio en el que la empresa puede usar su voz para dar a conocer su identidad y sus valores.

¿Pero de qué se trata en ejemplos concretos? Cada vez que descargan una nueva aplicación y el mensaje de bienvenida viene acompañado de un breve mensaje explicativo de cómo funciona; cada vez que intentan iniciar sesión en una web y les piden cambio de contraseña indicándoles cómo hacerlo; o cuando aparece el famoso Error 404 al buscar un contenido que ya no se encuentra disponible, están frente a un texto UX.

El principal lema de todo UX Writer es: “El contenido precede al diseño. El diseño en ausencia de contenido no es diseño, es decoración” (J. Zeldman). Por eso es fundamental que el proceso de escritura comience junto con el diseño del producto, de lo contrario, se corre el riesgo de forzar un discurso que no se condice con la experiencia del usuario y que, por ende, se vuelve inútil. Para que eso no suceda y el UX Writing cumpla los objetivos eficazmente, debe ser:

— Útil: el contenido debe ser relevante y darle previsibilidad al usuario sobre lo que puede hacer o lo que va a encontrar a continuación.

— Claro: Evitar tecnicismos y modos verbales complejos.

— Conciso: el mensaje debe ser directo para evitar pérdida de tiempo y distracciones.

— Usable: los textos breves son más prácticos para la lectura en pantalla.

— Adecuado: debe seguir los lineamientos de voz y tono de la empresa, y ser coherente con el mensaje que se desea transmitir; no puede usar un tono alegre para informar un error, por ejemplo.

— Empático: pensar el contexto posible de lectura, tener en cuenta los sentimientos y necesidades del usuario, expresarse con humanidad.

Por supuesto, no todo es nuevo en las prácticas del UX, pero sí es cierto que todo se reinventa en materia de lenguaje según el contexto y las necesidades de comunicación. Por eso, mantenernos actualizados respecto de las nuevas tendencias resulta fundamental si queremos abrirnos puertas en este mundo que crece al vertiginoso ritmo del clic.

* Ana Clara Valli es Licenciada en Letras, se formó en la Universidad Nacional de La Plata, es docente en escuelas secundarias y comenzó a trabajar como correctora independiente.

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